por: Tony Trash
En este mes de junio de 2013 se cumplen diez años desde la publicación de "Menage a trois", el primer disco de Gore Gore Gays. Si por aquella época las cosas parecía que andaban mal para la música, ni qué decir tiene que, como bien reza la Ley de Murphy, todo podía ir a peor. Y así fue… En 2003 la mayoría de grupos emergentes todavía nos preocupábamos por ver nuestro trabajo materializado en formatos físicos, se cobraba poco o mucho por tocar en directo y a nadie se le ocurría ni por asomo el llegar a regalar su música. El top manta era la gran bestia negra de la industria, que no se imaginaban los estragos que les iban a ocasionar los programas P2P de intercambio de archivos como el eMule o la demoledora web de descargas gratuitas Megaupload. Lo dicho: si algo puede ir mal… A los artistas alternativos (no diré independientes para no entrar demasiado pronto en una diatriba sobre el "indie", saco en el que nunca hemos estado metidos y una etiqueta que siempre me ha parecido ridícula. Y más ridículos los que todavía la siguen utilizando a día de hoy…) solamente nos quedaba internet y nos refugiamos en masa en MySpace creyendo que aquello era la panacea, el paraíso virtual que te permitía darte a conocer en cualquier parte del mundo; eso sí, a base de dar la brasa con los "friend request", que pronto se convirtieron en la pesadilla de los usuarios que no se dedicaban a la música. La espectacular irrupción de Facebook terminó con todo aquello y los músicos acabamos sumidos en un estúpido limbo digital, en el que deambulábamos como almas en pena en busca de los perfiles de unos oyentes que ya no estaban allí. Patético.
Con todo esto no me estoy quejando, sólo trato de reflejar a grosso modo cómo ha sido el panorama para un grupo como GGG. Lo tenemos asumido. Es más, hace bastante tiempo ya que hacemos canciones principalmente para nosotros, por el placer de hacerlas. Una vez mostradas, si les gustan a cien personas, a diez o a una persona… ya nos damos por satisfechos. Y si encima alguien las compra la felicidad ya es absoluta. Curiosamente y con la crisis que hay, este año ha sido el primero en muchos en que GGG hemos facturado gracias a la venta del álbum recopilatorio "Contranatura" que pusimos a la venta en BandCamp. Desde aquí queremos dar las gracias a los fans que lo han comprado, ¡sois unos benditos! Danke!
Nos hemos transformado en un grupo de estudio y así somos felices. Si no fuera así no habríamos sacado ningún disco más después de aquel primer "Menage a trois". Grabado y mezclado a toda prisa en una semana y sin ordenadores (ni los Traveling Wilburys!!!), lo estuve escuchando de nuevo hace poco con Juli Mekànika, el otro padre de la criatura, y los dos coincidimos en que sonaba a rayos pero que mantenía la garra de unas canciones pop perfectas e infecciosas y que ya se puede hablar de "clásicos" GGG como "Mi chico", "Loco por tus huesos", "El hombre más guapo de Europa" o la misma "Menage a trois".
Lo que todavía no me explico es por qué el sello "indie" y gafapasta por excelencia, Elephant Records, llegó a interesarse por un bizarrismo como GGG, tan alejado del estilo almibarado habitual de su catálogo. La verdad es que fue todo muy raro. Nosotros íbamos detrás de Subterfuge Records, nos gustaban sus artistas y pensábamos que éramos ideales para ellos, pero nuestro manager por aquellos días le hizo llegar una maqueta a Luis Calvo y Elephant levantó la mano. Bueno, Elephant exactamente no. Se inventaron una especie de sub-sello (Auto-Pop) para "editar" (el concepto se nos escapaba) a grupos que previamente se hubieran autoproducido. Es decir: "tu te grabas y te financias la producción de tu disco, me lo das completamente terminado y yo costeo una ridícula tirada de 1.000 copias, de las que no me voy a preocupar de promocionar ni distribuir… y a cambio me voy a quedar con el 50% de los derechos de por vida. Después, como tengo "amigas" en todas partes os llevaré a los conciertos de Radio3 e inmediatamente recuperaré mi inversión con los derechos de televisión y vosotros os comeréis los mocos con las 500 copias que os daré porque las otras 500 las dejaré pudrirse en un cajón ¿qué opinas, cari?" Pffff… Los términos del contrato está claro que no fueron esos, pero la jugada sí. Y nosotros fuimos tan estúpidos que aceptamos. Todavía no me lo explico…
En fin, no me cansaré de contarlo cada vez que pueda porque me parece una mezquindad. Para eso haberte quedado callado, Luis Calvo y cía. Ya nos habríamos buscado la vida por otro lado. O nos lo habríamos autoeditado de verdad nosotros, que al fin y al cabo estamos hablando de 1.000 míserables euros que costaba fabricar la tirada, lo que sí hicimos con el segundo disco, bonita. Eso para que te fíes de las "indies".
Pero bien, ahí quedó eso…